Tres propuestas biológicas a la etiología de autolesiones no suicidas.
(literatura enfocada en adolescentes)
- Niveles de Serotonina:
La primera propuesta relaciona los niveles de serotonina en el cerebro con conductas de autolesiones no suicidas. La misma plantea que niveles bajos de serotonina contribuyen tanto a agresiones impulsivas como a la conducta de autolesiones no suicidas.
Una investigación de gran importancia que la literatura presenta como base para esta propuesta es el estudio donde Brown et al. (1982) donde se encontró una relación en niveles bajos de ácido hidroxyindoleacetico (un metabolito de la serotonina) con intentos suicidas y conductas agresivas.
Otras investigaciones que validan esta propuesta son los estudios de Hollander (1988), y Yaryura-Tobias et al. (1995). En cada uno de estos estudios se observó una disminución de conductas de autolesiones no suicidas luego de la administración de algún inhibidor de la recaptación de serotonina.
- Sistema endógeno de opioides
La segunda propuesta del modelo biológico, relaciona las conductas de autolesiones no suicidas con el sistema endógeno de opioides; sistema que modula la liberación de sustancias con características analgésicas cuando el individuo experimenta dolor.
Selekman (2009) indica que el adolescente que se autolesiona, ha descubierto que la química de su cerebro puede servir como una farmacia de 24 horas. Selekman explica que cuando el adolescente se autolesiona, su cuerpo inmediatamente segrega endorfinas producidas naturalmente al corriente sanguíneo para protegerles de dolor físico. Estas endorfinas entumecen la angustia emocional que el adolescente pudiera estar experimentando.
Burton (2014) expone que el dolor físico es más fácil para manejar que el dolor emocional y los adolescentes que se autolesionan pudieran encontrar que esta conducta cambia su estado de humor, lo que pudiera llegar a formar un hábito. Lemma (2010) describe esta conducta como lesiones externas que modifican el mundo interno del individuo.
- Teorías de adicción
La tercera propuesta relaciona las conductas de autolesiones no suicidas con teorías de adicción. En dos diferentes investigaciones, tanto Simeon et al. (1992) como Plener (2009) encontraron que el nivel plasmático de encefalinas, un analgésico fisiológico natural, era mucho más alto en la sangre de individuos que se autolesionaban habitualmente. La teoría de adicción sugiere que el individuo desarrolla tolerancia a la liberación de estos opioides endógenos y de manera cíclica sufrirá de síntomas de retirada, lo que lo lleva a repetir la conducta para evadir los síntomas.
Selekman (2010) revela que adolescentes con un largo historial de autolesiones no suicidas reportan pérdida de autocontrol, compulsividad hacia la conducta y síntomas leves de retirada como ansiedad e irritabilidad cuando se abstienen de autolesionarse.
~Nayeli Hernández M.S.
Referencias:
Brown et.al (1982) Aggression, suicide and serotonin:Relationship to CSF amine metabolites. American Journal of Orthopsychiatry, 55,530-541
Burton, M., (2014) Self-harm: working with vulnerable adolescents. Practice Nursing 25, 5, 245-251.
Hollander, E. (1988) Serotonergic and Noradrenergic sensitivity in Obssesive-Compulsive disorders; behavioral findings. American Journal of Psychiatry, 11, 167-178.
Lemma, A., (2010) Under the skin: A psychoanalytic study of body modification. Routledge, London.
Plener, et.al (2009) Self-injury in youth: The essential guide to assessment and intervention. New York. Routledge.
Selekman, M., (2010) Helping self-harming students. Educational Leadership 12, 48-53.
Simeon et.al (1992) Self-mutilation in personality disorders: psychologycal and biological correlates. American Journal of Psychiatry. 149(2), 221-226.
Yaryura-Tobias et al. (1995). Selfmutilation, anorexia and dysmenorrhea in Obssessive Compulsive disorders. International Journal of Eating Disorders. 17, 33-38.
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