Wednesday, March 29, 2017

Salud y actividad física: beneficios para la salud mental.





Autor: Dr. Francisco J. Rosario Ortiz



Hoy en día con los retos del mundo moderno, la situación en Puerto Rico y el sin número de dificultades que debemos atender, nos percatamos que vivimos una vida con altos niveles de estrés. Son tantas las responsabilidades que en muchas ocasiones es muy poco el tiempo que nos dedicamos a nosotros mismos y a velar por nuestro bienestar físico y emocional. ¿Qué efectos tiene para la salud emocional y mental la actividad física? ¿Cómo podemos integrar la actividad física y realizar cambios en el estilo de vida para el mejor manejo del estrés, ansiedad, depresión, entre otros? Estas son algunas de las interrogantes que nos llegan cuando hablamos de la actividad física y sus beneficios en la salud mental. Muchas veces no se le da importancia al ejercicio como opción para el cuidado de la salud mental y esta puede ser incorporada como parte de un estilo de vida saludable o como parte de un tratamiento para una condición diagnosticada.


La actividad física, tales como el caminar, correr, nadar, bailar, practicar yoga, entre otros, han demostrado que reducen significativamente los niveles de ansiedad, depresión y estados de ánimo negativos. Además es una forma natural y efectiva de ayudarnos con el manejo de la salud mental y provee grandes beneficios tanto a nivel físico como emocional. Cuando realizamos actividad física, el cuerpo produce endorfinas, los cuales son poderosos químicos en nuestro cerebro que nos brindan energía, nos hacen sentir bien, nos ayuda a aliviar la tensión muscular y nos provee sentido de calma y bienestar. Entre los beneficios que encontramos a través de la actividad física se encuentran: mejor patrón de sueño, incrementa el interés sexual, mejor rendimiento en el día a día, alivio del stress, mejora en el estado de ánimo, la concentración, enfoque, memoria y la atención.

Según el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades para el 2008 se estimó que aproximadamente solo un 25% de la población de los Estados Unidos realizan actividad física regularmente. ¿Por qué es tan difícil hacer actividad física? Esto se puede deber a varios factores tales como: la falta de motivación, incertidumbre de cómo comenzar la actividad física y una de las más comunes, el comenzar un programa de ejercicios que sea muy avanzado o de alto impacto físico el cual puede producir desmotivación en la persona. Para ejercitarse no se necesita estar varias horas en un gimnasio o correr varias millas al día, por lo general se recomienda comenzar con un programa básico de ejercicios de 30 minutos de intensidad moderada por lo menos 3 veces en semana. Si la persona tiene una discapacidad, problemas severos de peso, artritis, lesiones o alguna enfermedad que limite su movilidad es importante hablar con su médico, ya que existen varias alternativas para realizar actividad física según la condición de cada persona.

Es de gran importancia que comencemos a ver la actividad física como un estilo de vida. Analiza tu rutina diaria y busca maneras de implementar ejercicios básicos mientras sigues tu tren de vida. Por ejemplo: limpiar la casa, lavar el carro, hacer jardinería, cortar la grama, limpiar la acera, caminar por el centro comercial o correr bicicleta por la urbanización. Enfócate en actividades que sean de tu agrado, y que requieren que estés en movimiento. Haz de la actividad física algo social, ve con un amigo/a, tu pareja, compañero/a de trabajo o tus hijos. Lo más importante es el hacer de la actividad física algo que sea parte de tu estilo de vida.

~The Mind Project

Thursday, March 23, 2017

Los Gritos de tu Cuerpo...


Con el tiempo las visitas a la farmacia son más frecuentes y así mismo se va llenando la mesa de noche de pequeñas botellas con tapas blancas. Espacio que antes ocupaba algún libro de motivación que ya a este punto no hacen ningún efecto. Poco a poco el cuerpo comienza a dar señales que muchas veces ignoramos. Los días siguen pasando y todo se torna más pesado, más difícil, más oscuro. Lo interesante es que si te crees lo suficientemente fuerte sigues luchando e ignorando a pesar de tanto dolor y tanta molestia dentro de tu propio cuerpo y de tu mente: “NON STOP”.

Hoy no se si me atreva a decir que es de valientes el seguirte levantando todos los días ignorando cada uno de los GRITOS de tu cuerpo. Aunque pienses que al final habrá una recompensa por seguir luchando, te darás cuenta que debiste haberte detenido y haber escuchado muy detenidamente todo lo que tu cuerpo te estaba intentando decir. Con el tiempo ya el cuerpo se cansa de gritar y solo queda un ruido sin sentido que no quiere detenerse en tu mente, un vacío donde no hay dirección y un tiempo donde ya no hay sabor a nada.


~LYM - 2017



Wednesday, March 15, 2017

Yoga y psicoterapia.



Yoga y psicoterapia… ¿Que me llevó ahí?
Desde mis últimos años de escuela superior ya soñaba con ser psicóloga… Pero debo admitir la idea de combinar yoga y psicoterapia nunca me pasó por la mente, de hecho la idea de hacer yoga no me era atractiva.  En este pequeño escrito les comparto cómo el camino tomó forma y llegué hasta aquí.
En etapas tempranas del doctorado, tenemos que tomar el curso de psicoterapia avanzada y es allí donde nos enseñan el acercamiento terapéutico de “mindfulness”. Al principio me dio trabajo entenderlo, pero la profesora tenía tal pasión sobre el tema que de inmediato comencé a leer y buscar más. Una de las cosas que leía frecuentemente era que había que practicar mindfulness para poder enseñarlo y que había  muchos caminos para llegar al mismo lugar entre ellos la meditación, la contemplación, el yoga, entre otros… a este punto ya te debes imaginar cómo va la cosa…
Pero antes de contarles como terminé enamorada de la práctica de yoga, debo recordarles que los psicólogos y profesionales de la salud también somos seres humanos. ¿Qué quiero decir con esto? Sencillo. Que no estamos exentos de sentirnos mal, incluyendo experimentar sentimientos de ansiedad, tristeza, de a veces no saber qué hacer y vernos en la necesidad buscar consejos. Así que teniendo en cuenta que era una estudiante doctoral de psicología con un poco de problemas manejando la ansiedad (ya sabes cosas sencillas como insomnio, migrañas y esas cosas) pues me vi motivada a buscar un “algo” para aprender más de mindfulness y fue así que llegue al yoga.
Todo el proceso se dio de manera muy orgánica… En un abrir y cerrar de ojos me veía calendarizando en la agenda visitar el estudio, motivando a mis amistades a ir a yoga, buscando información sobre las asanas (posturas) y así sin darme cuenta mis periodos de insomnio fueron disminuyendo, al igual que los episodios de migraña.  A veces me frustraba porque una postura no me salía bien y esas fueron las mayores enseñanzas… El aprender a ir a mi paso, a que esto no era una competencia y que si practicaba lo suficiente lo podría lograr dejando el ego a un lado (Créanme, mis maestros me lo dijeron MUCHO antes de entenderlo).
Ya a ese punto podía decir que había llegado al yoga por curiosidad y me había quedado por todos los beneficios que sentía en mi cuerpo y en mi mente. Pero en ese momento todavía no pensaba en integrar la yoga y la psicoterapia… Fue en un viaje al “Mind and Body Institute” de la escuela de medicina de Harvard que pude ver a través de las presentaciones las maravillas que se podían fomentar para el bienestar físico y mental de una persona a través de las técnicas que promueven resiliencia entre ellas el yoga.  Ese fue el momento donde todo hizo click… Llegue a Puerto Rico con muchas ideas y entusiasmo de que eso que yo había vivido no era algo aislado, era algo que tenía mucha evidencia de que funcionaba con diferentes situaciones físicas y mentales, así que me embarque en el viaje de buscar promover una salud integral a mis pacientes.
Hoy en día les  puedo decir que ha habido periodos de tiempo en que no he podido ir al estudio con la misma frecuencia, he cambiado de maestros, he hecho yoga  en mi casa por largos y cortos ratos, pero los efectos siguen ahí. He buscado aprender más sobre la integración de la yoga y psicoterapia y actualmente me estoy adiestrando como maestra de yoga. Solo les puedo decir que a pesar de que jamás me había visualizado caminando este sendero estoy más que feliz de que decidí recorrerlo.

~Dra. Irma Torres-Rivera (Contribuidora de The Mind Project)
Psicóloga Clínica

Thursday, March 9, 2017

La salud mental en los medios de comunicación

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Marzo 2017
¿Cómo influyen los medios en la percepción de las personas sobre la salud mental?
Aun no puedo identificar la expresión de las personas cuando hablo de mi diagnóstico (miedo, lastima, incredulidad, asombro, no sé). Solo quisiera que entendieran que las enfermedades mentales no todas son graves y sin remedio, pero los medios de comunicación no ayudan.
Romantizar las enfermedades mentales, martirizar a las personas que recurren al suicidio o hacer que las audiencias piensen que está de moda tener una condición mental no hace que se entienda mejor, por el contrario, aumenta el estigma y la mala fama. Es muy probable que muchos no sepan las diferencia entre las  condiciones de salud mental, los síntomas, la complejidad de las emociones y el esfuerzo que conlleva aprender a controlar los impulsos que éstas ocasionan.
Hasta hace poco, el tema de la salud mental había sido un tabú. Hoy en día está de moda ser diagnosticado y aquellos que nos atrevemos a hablar sobre esto somos juzgados como mentirosos o "changos" porque la realidad es que, en el fondo, sabemos que un diagnóstico de salud mental es mal visto por la sociedad.
Las películas muestran a las personas con problemas mentales en dos extremos, o muy débiles o demasiado agresivos. No hay intermedios y todos necesitan ser salvados, necesitan un héroe. Pues déjenme aclararles algo, habemos muchas personas con condiciones de salud mental que somos funcionales y los demás nunca notarán nuestra lucha interna si no la mencionamos.
Así mismo, hay un sin número de personas que no se atreven a hablar sobre este tema por miedo, muchos han considerado el suicidio, otros lo han intentado, algunos lo han logrado y otros desearían tener el valor.
Es lo suficientemente difícil ser diagnosticado y juzgado, estar en tratamiento y ser víctima de burlas, ser medicados y humillados por ello, ser ignorados, invalidados, abusados y abandonados, todo por las mismas razones. Para colmo, sentarnos a ver películas en las que avergüenzan y generalizan las condiciones mentales, da ganas de vomitar.
En muchos artículos e investigaciones que he hecho, he encontrado un número bastante estable de sobre 200 tipos de enfermedades mentales debidamente clasificadas y aproximadamente 10 de estas, son desórdenes de personalidad y pueden ser comórbidas (o sea que cada persona puede tener más de una a la vez). Esto significa que puede haber miles de combinaciones de síntomas y tratamientos para los diagnósticos, sin embargo los presentan siempre de la misma forma; asesinos en serie, personas suicidas o que hablan consigo mismas, necesitados, codependientes y sin esperanzas. ¿Ese es el perfil en el que estamos todos? ¿Están los medios ayudando o destruyendo?
~KML

Sunday, March 5, 2017

Una conversación que no puede esperar más...


Recuerdo ese año y medio que pasé tirado en la cama luego de aquella hospitalización. Fue tiempo suficiente para darle muerte a muchos de esos mitos que escuchaba a diario sobre la depresión. Aunque hubo uno en particular que siempre me molestó; y es el simple hecho de pensar en la depresión clínica como una emoción o estado de ánimo. —Mi gente, es más, es mucho más que eso—.
Pasaba la semana encerrado en mi cuarto y ni siquiera salía para bañarme. Siempre me sentía cansado y desanimado a tal nivel que me lavaba la boca una vez a la semana. No quería vivir. Lo único que hacía era ir a mis citas esperando que la pieza que faltaba cayera y encajara en su sitio. Eso no vino a pasar hasta que me ajustaron las dosis del medicamento y me añadieron un adyuvante. Aparentemente hay unos tipos de depresión más resistentes que otro y yo me saqué la lotería. —Sí, mi suerte es bien perra—.
Me parece complicado hablar de pastillas. No es que sea mi tema de conversación favorito: es que tomo muchas. —Soy medio payaso cuando hablo de esto—. Aún no sé si es que se trate de un tabú, pero la idea de que alguien tome pastillas para mantener su salud emocional es sinónimo de vergüenza. Se ve como algún tipo de debilidad. Es más, se le atribuye la depresión a los medicamentos cuando la enfermedad llegó antes que la medicación. Hasta ese nivel estamos ciegos y preferimos reusar de su existencia.
Entonces la pregunta es cómo hacerle entender a las personas cuando hay más de dos mil años de precedente sobre la existencia de la depresión. ¿Cómo hacerles entender que apesto sin apestar tanto?
Primero que todo me aseguro de tener la boca limpia y les hablo de datos sin abrumar mucho a la persona. También siempre aclaro que no es lo mismo “estar deprimido” que “tener depresión”. A veces uso la frase “depresión clínica” para referirse a la patología. Es muy importante explicar que la depresión no solo se manifiesta con llantos. En mi caso, la depresión llegó a ser tan profunda que me mostraba apático. —Todavía recuerdo esos días que nada importaba lo suficiente—.
La depresión es una enfermedad muy pesada y difícil de sobrellevar. Es como si te secuestraran la vida. Recuerdo que desaparecí de todos los círculos que frecuentaba por mucho tiempo. Muchos conocidos ni siquiera sabían si estaba vivo o muerto. Tuve que dejar a un lado todo lo que estuve luchando durante años porque ya no era funcional. Fue la época más difícil de mi vida y tuvo varios episodios.
¿Por qué digo esto? ¿Por qué hablar de algo que seguramente saben? Por qué todavía hay personas que en pleno siglo XXI creen que la depresión “es mental”, es de la imaginación. Bueno, claro que es una afección mental, pero vuelvo y repito: es más que eso. No es algo sacado del imaginativo. No es falta de sexo como me dijeron muchas personas. Tampoco es un ser maligno que se apoderó de mi cuerpo y trata de destruir mi vida (aunque a veces parece eso). No es la falta de positividad en mi vida. Sino que es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por sentimientos de infelicidad, culpabilidad y abatimiento capaz de causar incapacidad parcial o total para disfrutar de los acontecimientos de la vida cotidiana. Viene acompañado de fatiga y dolores físicos, porque nunca es suficiente con el emocional. —Perdonen la ironía al final—.
Después de haber soportado tantos años de depresión me quedó claro que muchas de las fórmulas que me ofrecieron el conocimiento popular de no expertos son inservibles. Me está claro no había hecho nada lo suficientemente afín para sentirmente así, que simplemente estaba enfermo. Que no siempre se puede solo, que es de sabios buscar ayuda y persistir. Que no es de débiles tomar medicamentos, tampoco de locos. Que es en la mente no de la imaginación. Que no fue un científico loco que creó la enfermedad, sino que es parte de lo que es ser un humano. También me está claro que muchas personas opinan y lo hacen mal.

~L.G.M